sábado, 22 de octubre de 2016

La Romería en Canarias

Dada la tradición agrícola de las islas y sus características de núcleos urbanos pequeños, se fomentó durante muchos años las romerías y festejos patronales de cada uno de esos núcleos. Dichos festejos estaban concurridos por los habitantes de los núcleos tanto próximos como lejanos, que acudían a ellos a disfrutar de la alegría de unas fiestas en las que no faltaban los ventorrillos, el buen vino, los fuegos artificiales, el turrón hecho de miel y gofio o la rapadura palmera, las piñatas y diversidad de competiciones.


Todo este tipo de festejos, perduran en dichos núcleos urbano agrícolas, ha ido cediendo su paso con la despoblación de los mismos y la emigración a las ciudades, dando lugar a fiestas de mayor envergadura, pero de menor sabor y colorido, que tienen su marco en los grandes núcleos urbanos de las capitales.


Si bien dichos festejos nacieron en el marco de una sociedad agrícola, hoy ya algo desfasada, no por ello deben caer en el olvido, sino, al contrario, deben ser mimadas y tratadas con el cariño que las tradiciones familiares requieren.


Los festejos y romerías son innumerables en todo el archipiélago. Desde el más pequeño de un pueblo, hasta los que cobran grandeza y atraen público del resto de las islas.
En Gran Canaria, destaca la romería de la Virgen del Pino, patrona de la isla, cuya fiesta recoge en la Villa de Teror a todos los peregrinos de la geografía insular grancanaria.


Comienzan las fiestas con el descenso o bajada de la imagen, desde su camarín, y prosigue con el desfile de carretas y ofrendas, culminando con la procesión de la Virgen, que recorre las calles de la villa terorense. La imagen ha viajado también fuera de la villa, con destino a la capital. Ello fue requerido varias veces en la historia, cuando la sequía cubría los campos de la isla, o cuando algún acontecimiento religioso especial cobraba su auge en la propia capital, destacar cuando la Virgen visito por primera vez en su historia los municipios norteños que fueron afectados por el Gran Incendio del 2019.

Otras romerías famosas de la isla son la de la Virgen de las Nieves, en Agaete; la de Santiago, en Gáldar; San Isidro Labrador, en San Nicolás de Tolentino; San Juan Bautista, en Telde y Arucas; Santa María de Guía; San Mateo, en el pueblo de su nombre; la Virgen del Rosario, en Agüimes, y tantas otras.


El verano, el estío, anunciado con los ritos asociados a San Juan, es sinónimo de abundancia, de cosecha.
Hacia él se han trasladado multitud de fiestas patronales, tanto rurales como sobre todo urbanas. En verano se comenzaba la siega del trigo y la cebada y siempre ha tenido lugar la recolección de las papas veraneras, la eclosión de las verduras, terminando tras la vendimia en septiembre.



Es tiempo de romerías, recorrido hacia o desde un santuario, tanto lejano como cercano. Lo esencial es sacar al santo o a la virgen y pasearlos por un recorrido más o menos largo. En ellas, el conjunto esencial de la fiesta son carretas, comida, parrandas, ropaje de magos, jolgorio, canciones.


Color, luminosidad, olor a adornos y excrementos de vacas, comensalidad, sonido y ritmo constituyen sin duda los ingredientes esenciales de la romería canaria. Las reservas alimenticias vuelven así a restablecerse y al final del otoño, con las semillas y los cultivos vinculados a la tierra, retornarán los cultos funerarios y fecundantes, con los cuales se inicia el nuevo ciclo vital y festivo.


Cada isla, cada ciudad, cada pueblo, cada barrio y múltiples caseríos veneran como mínimo a una patrona y a un patrono. En muchas comarcas hay santuarios y ermitas a los que se acude para implorar la curación de una enfermedad específica, una dolencia, o cumplimentar pasadas promesas.

Como en muchas zonas, era frecuente el transporte de carretas, tiradas generalmente por bueyes, acudiéndose de esta manera a la fiesta. La gente enramaba la carreta y se proveía de alimentos para la jornada. Procedentes de distintos lugares, se formaba en los caminos animadas caravanas, mientras desde las carretas se cantaba, se bromeaba, se comía y se bebía.


Cuando se generaliza el automóvil, se va perdiendo la costumbre de acudir en carreta a la fiesta. En algunos casos, como en la Romería de la Candelaria, se sustituyo la carreta por el camión, costumbre que perduró has los años setenta. Se enramaban también los camiones de palmas; hombres y mujeres se acomodaban en asientos provisionales de tablas. Se cantaba y se tocaba las guitarras, los timples y hasta los sonajeros, formados por una tabla con tapas metálicas de botellas.
Se bebía, se cantaba, sobre todo, canciones improvisadas y con mucho sabor picante. Luego, se hacía noche durmiendo en la arena .
El ambiente pintoresco y alegre que habían tenido las carretas, con el tiempo, fue rememorado en algunas localidades por desfiles de carretas con todo ese aire folklórico.

Galería más amplia en el siguiente enlace: La Romería

Imágenes a la venta en: Shutterstock & GettyImages

Info: Tierra Canaria Nº6 
Fotografías Samuel Mederos

domingo, 16 de octubre de 2016

Bancales en Cueva Bermeja

Bajando por Cueva Bermeja nos encontramos con el contraste de un pasado reciente como son los bancales destinados a la agricultura salpicados con almendreros y a lo lejos con la Bahía de Gando.

lunes, 10 de octubre de 2016

Piscinas naturales de Bañaderos


A pesar de que el acceso a las piscinas naturales de Bañaderos es algo complicado por su cercanía al mar, merece la pena dar un paseo por la zona donde se encuentran Las Salinas para disfrutar de la belleza del lugar el cual está esculpido por el mar dando lugar a formas curiosas. Los charcos que se forman algo retirados del mar suelen ser tranquilos, los que se encuentran justo al borde reciben la entrada constante del agua siendo estos algo más peligrosos.

domingo, 9 de octubre de 2016

El trigo en Canarias


Desde la más remota antigüedad, una de las bases de la alimentación humana ha sido el trigo. Entre los restos de antiguas civilizaciones han sido hallados granos de este cereal, así como piedras utilizadas para molerlo.
Su cultivo está unido, históricamente, al nacimiento de las poblaciones agrícolas sedentarias, y su empleo como elemento de nutrición para el hombre y para los animales domésticos se ha considerado siempre de la mayor importacia.
El trigo y las demás plantas cereales tanto como cebada, centeno, avena, maíz, arroz han de ser estudiados con el interés que merece su gran utilidad.


Es difícil concebir una comida sin pan. Casi siempre, el pan que comemos se ha elaborado de harina de trigo. Sin embargo, harinas de centeno, avena, maíz siguen empleándose.
Este vegetal se siembra en tierras preparadas mediante operaciones anteriores: arado, abonado con productos ricos en sales minerales que le sirvan de primer alimento, etc.
La siempra se realiza en el otoño, casi siempre. En algunas regiones de clima húmedo y cálido puede hacerse en la primavera.


De cada grano germinado salen varios tallos que aparecen sobre el nivel del terreno, iniciando un crecimiento que terminará al florecer la planta. Luego, al llegar los calores del verano, madura el fruto a la vez que los tallos y las hojas se secan adquiriendo el color amarillo característico.


Se procede, entonces, a la siega corte de las plantas que se lleva a cabo con hoces de mano o máquinas adecuadas, llamadas segadoras.
Traslado el trigo a lugares apropiados que reciben el nombre de "Eras", se trillan con otras máquinas que dejan los tallos y las hojas cortados (convertidos en paja), y los granos limpios y ensacados. Aún en unos pocos lugares de las Islas se usan caballos para la trilla.
La utilidad principal del trigo es la preparación de pan, después de molerlo para convertir en harina, separando la cáscara o salvado.
La paja se destina a la alimentación y cama del ganado. También para producción de estiércol que sirva de abono.

Dadas las características de la dieta de la población canaria, el cultivo de cereales y legumbres ha sido básico; sin embargo, los factores físicos determinaron la mayor o menor amplitud de los distintos cultivos según las condiciones edafológicas o climáticas.
El sistema agrario de la economía de subsistencia se basaba en el cultivo de papas y cereales, complementado con legumbres.


Los cereales tenían preferencia sobre los demás, pues de su cosecha dependía primordialmente la subsistencia. El nivel de necesidad era tal que el cereal no se panificaba en muchos casos, sino que se consumía directamente después de tostado "gofio", bien en forma de gacha, es decir, mezclado con leche o caldo caliente, y recibía entonces el nombre de escaldón o gofio escaldado; o bien se consumía formando una masa espesa tras amasarse con agua fría, en un lebrillo o en un zurrón, y se comía con el conducto: queso, mojo de pimienta, fruta, etc.


La función de las legumbres era doble; además de su papel alimenticio, constituían un excelente método para recuperar la fertilidad de las tierras debido a su conocida capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico.
En los últimos años asistimos a una paulatina desaparición de los cereales y de las legumbres, enmarcada en la crisis agraria generalizada, particularmente acentuada en la agricultura de secano destinada al consumo interno. Se ha producido el abandono de una amplia superficie de cultivo que antaño, con duras dificultades, abastecía a la población de las Islas, mientras que hoy la práctica totalidad del consumo depende de las importaciones.


Como en el resto de los cereales, hasta comienzo de la década de los años sesenta representaba una importante proporción de la superficie cultivada, que podemos estimar como superior al 15% del total. Abarcaba los suelos más ricos y de mayor humedad en todas las islas del Archipiélago. En Tenerife  se extendía desde Pedro Álvarez, en el Valle de Tegueste, hasta Teno, y en menor medida en el Sur de la isla.
Altitudinalmente, abarcaba desde la zona costera en el Norte hasta los 1.500 m. en el sotavento. Los mayores rendimientos y superficie de cultivo se localizaban en la Vega Lagunera y en Los Rodeos. En La Palma el cultivo del trigo se situaba preferentemente en el NE de la isla, de Mazo a Garafía. En Gran Canaria, las áreas de cultivo estaban localizadas desde los Llanos de Valsequillo a Hoya de Pineda. En el resto de las islas ocupaba también las mejores zonas, y tuvo especial importancia en Fuerteventura, que dedicó una amplia superficie al cultivo hasta los años de la década de los sesenta.
En la actualidad el cultivo del trigo ha pasado a convertirse en una actividad marginal que prosigue en su regresión, por lo que en no muchos años pasará a convertirse en un cultivo anecdótico.