Con el paso de los años las Hogueras de San Juan se han convertido en un espectáculo de luz y color, donde cada vez tiene menos relevancia la reunión de los vecinos en torno a una hoguera, que desde primeras horas de la tarde se afanaban amontonando antes de caer la noche, maderas y muebles viejos que al ser lanzados resonaban por la zona, esto hacia que poco a poco se fuera formando un bullicio de charlas animadas y risas esperando el momento del inicio de la hoguera con la caída de las últimas luces de la tarde. Atrás quedaron el calentar las papas envueltas en platina, las cervezas, los rones, el brillo en la mirada del que se sabe gamberro con su "fli" escondido entre las tablas esperando a que explote, la quema de notas que encierran palabras secretas que sirve de alimento a la hoguera, que las lee con atención y las devora con ansias. Ahora la juventud prefiere la playa, con hogueras de colores, con el calor de un buen revolcón en la arena, que se puede ir apagando con idas y venidas al mar, con los Amaretos, las Matutano, las pipas, con las confidencias de los que se levantan y se alejan del grupo para chismiar,con los ¡oooh que bonito! y los aplausos tras la traca final en vez de los tres "Viva San Juan Bendito" para que se cumplan los deseos. En las Hogueras de San Juan solo quedan los nostálgicos y un grupo de chicos sin planes charlando mientras escuchan reggaeton.
